En ese plantel
estudiábamos 360 alumnos de distintas partes del estado y del país, la inmensa
mayoría, éramos de familias de escasos recursos, los más, hijos de campesinos.
En ese tiempo, en el
pueblo, en Perote, quienes no nos veían con buenos ojos, nos llamaban “Hijos
del gobierno”, pues bien, como tales, nos llegaba mensualmente una Beca a la
que denominábamos PRE y que constaba de 28 pesos… De aquellos tiempos?… Si,
pero sólo eran 28.
Teníamos, en efecto,
muchas limitaciones, pero dos veces al año, recibíamos ropa de cama, sabanas,
cobijas, etc…. Los uniformes que consistían en pantalón y camisola color caqui
y unas botas tipo mineras.
Los alimentos provenían
de una partida presupuestal del gobierno federal, que se asignaba a la escuela
y cuya administración correspondía, de manera conjunta, al director del
plantel, a un Ecónomo y la representación de la sociedad de alumnos.
A sabiendas de que los
recursos eran limitados, se optó por realizar las compras directamente en los
centros de mercadeo más próximos y en algunas ocasiones, los comisionados iban
hasta Acatzingo, Puebla, con la finalidad de conseguir frutas y verduras más
frescas y a mejores precios. Todo los hacían en el “Pichirilo”, camión de 3
toneladas, propiedad de la escuela.
Mi relato pretende
mostrar, que pese a las limitaciones de vivir en un internado, con muchas
necesidades, soportando las inclemencias del tiempo, con temperaturas bajas
casi todo el año, pues el edificio está ubicado en las faldas del Cofre de
Perote, encontramos la forma de organizarnos para enfrentar las adversidades,
de tal suerte, que teníamos, en los tres alimentos del día, comida caliente
para todos, incluidos los maestros y trabajadores…. Hasta los alumnos oyentes
que eran admitidos con el calificativo de EXCEDENTES, tenían acceso al comedor.
La limpieza, la
hacíamos los alumnos, con roles establecidos previamente y las labores
consistían en limpiar pisos de los largos pasillos y los baños, que eran de
gran tamaño, porque en cada uno había entre 4 y 5 regaderas. Las áreas comunes,
iban incluidas.
Nuestra escuela no
tenía mala presencia, tratábamos de que luciera limpia, porque además, quienes
practicábamos un deporte, particularmente los de campo, lo hacíamos en una
cancha de tierra, por lo que terminábamos totalmente cubiertos por plastas de
polvo y, en acuerdo no escrito, el que ensuciara, tenía la obligación de
limpiar o se atenía a las consecuencias.
Si bien no era un
palacio, ni vivíamos como reyes, porque, reiteramos, limitaciones teníamos muchas,
sí aprendimos a resolver nuestras carencias…. Eso es lo que nos dio el carácter
y la formación para salir a nuestras prácticas y más tarde al trabajo…. Hay que
puntualizar, nosotros ingresábamos a la escuela, al concluir la primaria, por
lo que después de los 3 años de secundaria, más otros 3 de profesional, venía
uno egresando entre los 18, 19 y quizás hasta de 20 años, los mayores…. No
recuerdo bien, pero podrían haberse dado, una que otra excepción, de algún
compañero de mayor edad.
Cultivábamos las
Hortalizas en las pocas tierras disponibles y teníamos cría de cerdos, talleres
de herrería, carpintería y electricidad con los maestros Vela, “Chiris” y
“Chivete”, como les decíamos con cariño. Había trabajadoras en cocina y
lavandería, de entre ellas, recordamos a Doña Chabe y su prole con sus hijas
Rosy, Isela y Blanca…. No podemos olvidar a Jaime, hoy flamante médico pediatra
del Hospital Civil de Xalapa.
De los maestros,
recordamos con afecto y gratitud a Gregorio Martínez (Goyito); Misael Herrera
Franco, César Juárez, Miguel Pacheco, Alfonso Cruz Rendón y las clases de
educación física las impartía el maestro Gregorio Castañeda, que, a estas
alturas de la vida, es un buen dirigente de los jubilados y quien no me dejará
mentir.
Todo lo relatado, tiene
la finalidad de decirle a usted, amable lector, que siendo pocos los recursos
económicos, aprendimos a administrarnos para salir adelante, con una escuela
limpia, digna, que era nuestro hogar, ya que ahí pasamos más tiempo que en
nuestras casas, porque, en ocasiones, aún en vacaciones de fin de año, no
salíamos por falta de “billetes”.
La Beca, el PRE que
recibíamos, lo ahorrábamos, para organizar una buena fiesta de fin de año, a la
que traíamos a las mejores orquestas y grupos musicales de moda en aquellos
años, como lo fueron Carlos Campos, Acerina, Tapia Rocha, Los Aragón, la
Santanera, en fin, lo que el presupuesto permitiera.
Por cierto, viajando
con el “dedo gordo”, conocimos, junto con Carlos Rodríguez Velásco y Orlando
Zuvirie Viznado, las escuelas normales de Teteles y Champusco, Puebla; Palmira
Morelos, Tiripetio, Michoacán; Panotla, Tlaxcala…. Para asistir a las
competencias deportivas nacionales, conocí San Roque, en Guanajuato y, palabra
de honor, que nunca vi un panorama tan desolador como el que hoy presenta
Ayotzinapa.
Por cierto, en un
tiempo, el dirigente nacional de la Federación de Estudiantes Campesinos
Socialistas de México, (FECSM), así se llamaba nuestra organización, era un
estudiante, precisamente de Ayotzinapa, de nombre Lucio Cabañas, estuvo
radicando en nuestra escuela.
Por todo ello, indigna
ver así a la Normal de Ayotzinapa, porque sin duda, debe de existir un
presupuesto federal para atender ese deterioro y abandono en que la tienen, por
lo que alguien tendrá que explicar si la partida llega o no, porque si no se
las envían hay responsabilidad gubernamental de quienes tienen la
responsabilidad de mandar las remeses…. Por lo contrario, si se está cumpliendo
con las emisiones, habría que investigar quién los recibe y qué se hace con
esos dineros públicos.
Cual sea la verdad,
debe de saberse, porque no se vale, que aunado a la gran tragedia que viven los
jóvenes, por la desaparición de sus compañeros, ahora resulte, que además, los
han defraudado con sus dineros para alimentación, mantenimiento y, quizás hasta
con las becas.
El gobierno federal
está obligado a meter la mano para saber qué pasa con esa “lana”, porque,
reitero, no se vale, no es justo, no es humana, esa convivencia que recién
conocimos por las pantallas de televisión.
Basta ya, no más
simulaciones y que pague el que tenga que pagar, del flanco en que se
encuentre, en el gobierno o en la escuela…. Que se sepa y que se actúe.
@EnEstaHora
lubuga@hotmail.com